Autor: Dr. Jorge Gaspar Hernández
Cuando se inauguró la sede actual de nuestro Instituto, asombró a propios y extraños el equipamiento moderno, la arquitectura magnífica de los edificios y el diseño de los jardines.
En todas las civilizaciones, los jardines han sido apreciados porque agradan a la vista y proveen sensación de alivio a las horas transcurridas en el sitio de trabajo. También, de manera inconsciente y en ocasiones consciente, los jardines acercan a la naturaleza, y por extensión, a la vida. En nuestro caso, el espejo de agua refuerza este sentimiento.
El Instituto ocupa una superficie de 59 879 m2 de los cuales 25 315 son áreas verdes. En ellas están sembrados arbustos, plantas florales, cactáceas, palmeras y 299 árboles. Entre éstos destacan 4 frondosos ejemplares de la familia Magnoliaceae (a la que pertenece la yolloxochitl que engalana nuestro escudo) que se encuentran a mitad de su floración anual.
Escribo esto apenas iniciado el mes de mayo cuando todavía no empieza la temporada de lluvias. No obstante (y excepto el área que por sana distancia se ha tenido que destinar temporalmente al consumo de alimentos), el césped de los jardines se mantiene lozano. Cuando caminamos por ellos podemos apreciar su limpieza, el pasto recién recortado y el esmero del podado.
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