La práctica del colecho en nuestros días comenzó con la publicación, en 1978, del libro de Thine Thevenin “The Family Bed”, que presentaba la cama como el medio ideal para facilitar la lactancia materna y estrechar vínculos con el bebé.
En realidad, esto se trataba de una costumbre muy habitual en Europa hasta el siglo XIX que se fue perdiendo con el paso del tiempo en el mundo occidental.
Existe un debate sobre si se debe de permitir que los hijos duerman con sus padres o no, ni siquiera los científicos se ponen de acuerdo en torno a esta cuestión. Quienes están de acuerdo con que los bebés duerman en la misma cama de sus padres, señalan como mayor ventaja el hecho de que esta práctica favorece la lactancia materna.
Por su parte, los que se encuentran en contra, enfatizan que se multiplica hasta por cinco las probabilidades de que el bebé padezca el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL), incluso aunque no existan otros factores de riesgo. En su último documento de recomendaciones de consenso, la Asociación Española de Pediatría (AEP) explica que la forma más segura de dormir para los bebés menores de seis meses es “en su cuna, boca arriba, cerca de la cama de sus padres”, ya que “existe evidencia científica de que esta práctica reduce el riesgo de SMSL en más del 50%”.
Sin embargo, como el colecho favorece el mantenimiento de la lactancia materna y esta a su vez “tiene un efecto protector frente al SMSL”, la AEP tampoco contraindica esta práctica. Se limita a no recomendarla ante ciertas circunstancias: lactantes menores de tres meses, prematuridad o bajo peso al nacer, padres que consumen tabaco, alcohol o drogas, situaciones de mucho cansancio (como el inmediato posparto), sobre superficies blandas o no apropiadas (sillones, sofás, etc.) o camas compartidas con otras personas.
Algunos beneficios del colecho son:
- El niño aprende a dormir tranquilo.
- Mayor calidad de sueño del bebé.
- Favorece la lactancia.
- El descanso de los padres es mayor.
- El vínculo entre los padres y el bebe se fortalece, ya que se recupera tiempo de estar juntos cuando por el día se pasan jornadas completas de trabajo.
Debido a todas estas cuestiones, los expertos apuntan que, una vez que manejan toda esta información, “la decisión sobre la práctica del colecho debe ser de los padres”.