Eructos, vómito, mareos, pérdida de coordinación, desorientación, dolor de cabeza y demás síntomas propios de estar bajo los efectos del alcohol, se presentan cuando una persona padece el Síndrome de Fermentación Intestinal (ABS, por sus siglas en inglés).
El Síndrome de Fermentación Intestinal es una condición en la que, sin necesidad de haber tomado alguna bebida alcohólica, el sistema digestivo produce etanol, es decir, alcohol. La ingesta de alimentos ricos en carbohidratos promueve que ciertos hongos o bacterias del sistema digestivo comiencen un proceso de fermentación que produce alcohol.
Cuando la flora intestinal no trabaja correctamente, el consumo de alimentos y bebidas ricos en carbohidratos convierte a esta levadura en un problema, pues se presenta un alto nivel de concentración de alcohol en la sangre.
Como podemos ver, son ciertos hongos y bacterias que, al entrar en contacto con carbohidratos, comienzan el proceso de fermentación dentro del organismo.
El Síndrome de Fermentación Intestinal es bastante extraño, pero puede desarrollarse en hombres, mujeres y niños. Las personas que son más propensas a presentarlo son pacientes que padecen diabetes, obesidad y enfermedad de Crohn (enfermedad intestinal inflamatoria crónica).
De acuerdo con los investigadores del Centro Médico de la Universidad de Richmond, una dieta libre de carbohidratos, probióticos que inhiban la producción de los hongos patógenos, así como probióticos que ayuden a restaurar la flora intestinal, son las medidas que se deben tomar para tratar el Síndrome de Fermentación Intestinal.
Se recomienda un tratamiento que contemple cuatro medidas:
1. Atención médica inmediata, para evitar una intoxicación aguda por alcohol.
2. Medicamentos que ayuden a inhibir la producción del hongo que causa el proceso de fermentación.
3. Dieta baja en carbohidratos y rica en proteínas.
4. Suplementos que ayuden a equilibrar las bacterias del estómago e intestino.