Antiguamente en México la cena de navideña se llevaba a cabo después de rezar el rosario y arrullar el día 24 en la noche al “Niño Jesús”. Uno de los platillos más tradicionales de Navidad, originario de la zona centro del país, es el bacalao. Un platillo acostumbrado en el virreinato que se adecuaba a los hábitos alimenticios de la gente de origen español.
El bacalao es un pesado blanco, que posee un bajo contenido graso. Su carne es rica en proteínas, además posee una amplia variedad de vitaminas y minerales. Entre las vitaminas destacan la B1, B2, B6 y B9. Todas ellas poseen permiten el aprovechamiento de los nutrientes energéticos, es decir, de hidratos de carbono, grasas y proteínas. Además intervienen en procesos de gran importancia en el organismo como la formación de glóbulos rojos, la síntesis de material genético, el funcionamiento del sistema nervioso, etc.
Algunos de sus beneficios son:
- La poca grasa que contiene está constituida por ácidos grasos omega 3, los encargados de proteger la salud cardiovascular.
- Aporta las proteínas necesarias al organismo. Además, al tratarse de un pescado blanco es muy fácil digerirlo.
- El yodo que contiene se encarga de apoyar el buen funcionamiento celular y a procesar los hidratos de carbono.
- Fortalece el cabello, la piel y las uñas.
- Contribuye a mejorar las funciones biológicas del cerebro.
- Ayuda a que nuestros huesos y dientes se mantengan fuertes y sanos.
El bacalao puede encontrarse de diferentes maneras; fresco, ahumado o congelado, lo que hace que sus formas de elaboración sean muy variadas.