El 80 % de la población en México toma azúcar de manera excesiva y los adolescentes son los principales consumidores de este producto.
No es ningún secreto que la cantidad exagerada de azúcar que se encuentra en nuestros alimentos cotidianos, como los alimentos procesados, enlatados y los refrescos, se ha vuelto demasiado para nuestros cuerpos.
A corto plazo, comer demasiado azúcar puede contribuir al acné, el aumento de peso y al cansancio. A largo plazo, aumenta el riesgo de enfermedades crónicas, como la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardíacas.
Consumir demasiada azúcar también puede contribuir a una caries dental, ya que el azúcar alimenta las bacterias que viven en la boca. Por tanto, cuando las bacterias digieren el azúcar, crean ácido como producto de desecho y este ácido puede erosionar el esmalte dental y provocar agujeros o cavidades en los dientes.
Un estudio, mostró que aquellos que bebían bebidas azucaradas siete veces por semana, o más, tenían más probabilidades de desarrollar acné moderado o severo.
El azúcar también puede afectar a las hormonas en el cuerpo, que controlan el peso de una persona. En este sentido, la hormona leptina le dice al cerebro que una persona ha comido lo suficiente. Sin embargo, una dieta alta en azúcar puede causar resistencia a la leptina. Esto puede significar que, con el tiempo, una dieta alta en azúcar evita que el cerebro sepa cuándo una persona ha comido lo suficiente.
Los niveles altos de azúcar en la dieta pueden causar diabetes tipo 2 con el tiempo. A esto se unen factores de riesgo como la obesidad y la resistencia a la insulina.
El consumo excesivo de azúcar puede causar inflamación, estrés oxidativo y obesidad. Factores que, generalmente, influyen en el riesgo de una persona pueda padecer cáncer.
Por último, el exceso de azúcar en la dieta también conduce a la formación de productos finales de glicación avanzada, que juegan un papel en la diabetes, pero que también afectan a la formación de colágeno en la piel.