Un equipo de científicos de la Universidad de Aberdeen ha llegado a la conclusión de que el estrés emocional deja huellas en el corazón.
La investigación, publicada en la revista Journal of American Society of Echocardiography, señala que este tipo de situaciones llevan a que algunas partes del corazón se llenen de pequeñas fisuras que hacen que el músculo pierda elasticidad y no se contraiga correctamente.
En el estudio, financiado por la Fundación Británica del Corazón (BHF, por sus siglas en inglés), los científicos analizaron durante algo más de cuatro meses a 52 pacientes con edades comprendidas entre los 28 y 87 años que sufrieron el síndrome del corazón roto.
Los síntomas que producen estas cicatrices son parecidos a los de un infarto de miocardio, pero sin sus graves consecuencias.
El síndrome de disfunción apical transitoria o miocardiopatía por estrés tipo Tako-Tsubo fue descrito por primera vez en los años 90 en Japón. Se le denominó Tako-Tsubo porque así se llama una vasija, abombada y con el cuello estrecho, usada tradicionalmente entre los pescadores nipones para atrapar pulpos.
La enfermedad se caracteriza por suceder de forma similar a un infarto de miocardio, con una debilidad cardíaca transitoria, en la cual la parte del corazón afectada (el ventrículo izquierdo) adquiere una forma similar a la de la vasija. Se produce en personas sin estrechamiento de las arterias coronarias y su pronóstico es generalmente benigno, con una mortalidad intrahospitalaria inferior al 5 por ciento, pero pueden producirse complicaciones graves en uno de cada cinco casos.
La clave para un diagnóstico correcto suele ser el antecedente de un fuerte y repentino estrés y la ausencia, por lo general, de los factores de riesgo cardiovascular clásicos: tabaquismo, hipertensión arterial, hiperlipemia y diabetes.