Las estadísticas indican que 50 por ciento de la población adulta en México padece reflujo gastroesofágico y presenta síntomas una vez al mes, mientras que entre 12 y 20 por ciento presenta molestias una vez a la semana y 2 por ciento todos los días.
Es una afección en la cual los contenidos estomacales se devuelven desde el estómago hacia el esófago, esto puede irritar el tubo de deglución, causando acidez gástrica y otros síntomas.
Cuando el alimento pasa desde la garganta hasta el estómago a través del esófago. Un anillo de fibras musculares en la parte inferior del esófago impide que el alimento deglutido vuelva a subir. Estas fibras musculares se denominan esfínter esofágico inferior. Sin embargo cuando este anillo no cierra bien, los contenidos del estómago pueden devolverse hacia el esófago.
Existen diversos niveles de tratamiento, como puede ser: eliminando irritantes y grasas en la dieta; farmacológico, con productos antiácidos de libre venta o ético —con receta—, y quirúrgico, en los casos más avanzados.
Además de tener altos costos para el paciente y ser causa de ausentismo e incapacidad laboral, la enfermedad por reflujo gastroesofágico, puede evolucionar a lesiones precancerígenas.
Los síntomas son: ardor, regurgitación, dolor en el abdomen y en el pecho, tos persistente, náusea, dificultad al comer y dolor al pasar alimentos.
Entre los factores de riesgo para el desarrollo del reflujo están:
- Consumo de alcohol (posiblemente)
- Hernia de hiato (una afección en la cual parte del estómago pasa por encima del diafragma, el músculo que separa el tórax y la cavidad abdominal)
- Obesidad
- Tabaquismo
- Recostarse a menos de 3 horas después de comer.