Autor: Dr. Ángel Romero Cárdenas
Foto: Dr. Ángel Romero Ramírez
La Trinidad, Cuba. Temperatura ambiente
36o C. Noche de luna llena. Hoguera de
madera de eucalipto. Solo en medio de
la gente… pero muy bien acompañado…
Tendremos una Fogata Terapéutica, el
ambiente estará saturado del aroma de
la madera y beberemos infusiones de té…
¡Un brebaje, una mezcla secreta de quien
sabe cuántas yerbas… de té…!
La pira servirá –como un ritual– para que
cada quien pase a incinerar un problema,
un conflicto o un trauma que le oprima
el alma. Previamente haremos catarsis
sobre un papel y –en completo orden–
pasaremos una a uno para arrojar al fuego
nuestros miedos y con eso… se borrarán
de nuestra vida… Tal vez deba decir de
nuestra mente. Nadie es tan petulante, que
no arroje, al menos un pliego cargado de
angustias, de ansiedades… de penas: “¡qué
el fuego se encargue de lo que yo no pue-
do!”… Las llamas son cada vez más altas,
más intensas, más calientes… De repente,
las lenguas de fuego se separan de su ori-
gen y desaparecen, se desvanecen, ya no
existen, son fugaces, son efímeras… Adiós
lumbre… dondequiera que te hayas ido…
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