Autor: M. en C. Hermes Ilarraza Lomelí
El desempeño del ser humano es el resultado de una compleja red de interacciones del sistema corporal. Inicialmente, la expresión del mapa genético determina los límites a los cuales nuestro organismo podría llegar.
Sin embargo, dicho código constituye solamente una parte de las piezas que entran en juego. Si bien, todos contamos con esa reserva corporal total, no cualquiera es capaz de utilizarla.
Cotidianamente, nuestro organismo navega en el mar de lo sub-máximo, donde en muy contadas ocasiones estamos obligados a llevarlo a una exigencia considerable. Así, vivimos casi siempre a media máquina.
No obstante, una crisis podría demandarnos un esfuerzo extra y nos veríamos en el aprieto de responder ante ella. Es aquí, cuando la capacidad para evocar la reserva corporal podría ser crucial.
Una manera infalible para poder utilizar esa capacidad potencial es retar progresivamente a nuestro organismo y esperar un proceso adaptativo específico. En otras palabras, buscar la “provocación corporal” mediante una sobrecarga planificada del sistema. Esto aplica prácticamente a todos los órganos y sistemas del cuerpo, desde la epidermis hasta el miocardio.
Continúa leyendo más del artículo en la Nueva Edición de Motu Cordis 2019
