Autor: Álvaro Petersen Uribe
En la formación de un médico, el último año de su preparación consiste en agradecer el apoyo de la comunidad durante su larga carrera trabajando, sin retribución económica, durante 12 meses en la asistencia. A este fenómeno se le denominó Servicio Social y no se limitaba a ser altruista y humanitario, puesto que originalmente el médico proveniente de una universidad de gobierno tenía el derecho de estudiar sin costo directo y era a través de su servicio
que remuneraba a la sociedad.
En la actualidad, el servicio social se mantiene como requisito para el médico que aspira a graduarse, pero han surgido modalidades distintas para cumplir su compromiso. Aún se mantiene el servicio comunitario directo como principal alternativa, añadiéndose a este el servicio universitario y la plaza de investigación.
Esta última es la que menor número de cupos tiene y, paradójicamente, la de mayor importancia. Un médico que hace investigación es un científico en potencia, es un galeno que no se limita a preocuparse por sus pacientes de ahora, sino del mañana.
Hacer de un médico un científico es fundamental. Esta frase quiere decir que es primordial que aquel personal capacitado para el trato de los pacientes, para la examinación, deducción y plan de resolución (entiéndase: médico) sea un personal de método (es decir: científico): alguien con un plan estructurado, secuenciado, avalado y llevado rutinariamente a la práctica, de manejo integral de sus pacientes.
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